
En Japón se ha desarrollado toda una cultura alrededor del musgo. En los jardines tradicionales se utiliza como elemento vegetal principal y está muy relacionado con la estética del wabisabi, una filosofía algo difícil de definir.
Wabi se refiere a la armonía, la tranquilidad, el equilibrio, y sabi implica la progresión natural del tiempo; es lo decadente, lo que ha perdido el esplendor de tiempos pasados. Unidos estos dos términos hacen referencia a la belleza de lo que es imperfecto, de lo defectuoso o lo inacabado.
El musgo refleja este sentido de la estética wabisabi plenamente.
El musgo ha tenido y tiene una gran importancia en la cultura japonesa, y no es de extrañar ya que Japón es una de las zonas del mundo donde se encuentra en abundancia. Gracias a las grandes precipitaciones que se registran en el archipiélago es posible contemplarlo en su hábitat natural en muchos lugares.
Aunque recientemente se ha experimentado un boom entre los jóvenes japoneses por el musgo, llegando a organizarse caminatas a los bosques para observar las distintas variedades existentes, la realidad es que esta pequeña planta lleva siglos fascinando a los jardineros de ese país. Para ellos el musgo representa la diversidad de la naturaleza.
Destaca la gran cantidad de variedades que se pueden encontrar en los jardines japoneses, más de un centenar, aunque pudiera parecer insignificante si tenemos en cuenta que en todo el archipiélago nipón existen miles de especies diferentes.
Kokeniwa es la denominación de los jardines tradicionales japoneses cubiertos de musgo y hay varios tipos: los que están completamente cubiertos de musgo, también conocidos como “de moqueta” (jūtan); los naturales que se caracterizan por que el musgo crece de forma natural (shizen hyōgen); y hasta estampados con diseños geométricos (moyō).
Un buen ejemplo de un jardín de musgo natural es el que se encuentra en El Templo Tenryu-ji, nacido de las ruinas de un antiguo templo y convertido en monasterio zen en 1339. Ya en el siglo XIX el terreno se cubrió de musgo de manera natural, pero lejos de destruirlo los monjes decidieron mantenerlo.
El templo Saihō-ji (西芳寺) conocido popularmente como Kokedera (苔寺) o templo del musgo, es un templo budista zen situado al oeste, en las afueras de Kioto, donde se pueden encontrar unas 120 especies diferentes de musgo en su jardín.
En el pasado el templo se podía visitar libremente, pero desde 1977 es necesario hacer una petición con más de 7 días de antelación, y no siempre se consigue la entrada. Las visitas están restringidas para proteger la vida del musgo que vive en su jardín, que en los años 70 se estaba viendo afectada por la cantidad de turistas que lo visitaban.
Otro ejemplo, esta vez de un jardín geométrico, es el que encontramos en el templo de Tofuku-ji en Kioto, donde podemos ver un jardín en el que piedras cuadradas se combinan con musgo para crear un tablero de ajedrez.
Cada jardín tiene un profundo significado. Son auténticas obras de arte formadas por elementos naturales que representan la belleza imperfecta de la naturaleza.